El segundo y tercer día de nuestro Capítulo General, 11 y 12 de julio, fueron muy especiales. Nos dedicamos a escuchar los temores, esperanzas, encrucijadas de gracia y perspectivas de futuro de cada uno de los organismos de la Congregación… ¡Que don maravilloso el carisma concepcionista encarnado en cada uno de estos lugares!
Santa Carmen nos dejó un mandato: "Donde yo no puedo, id vosotras". El espíritu misionero de nuestra Congregación se expresa en la diversidad de culturas en las que se ha expandido el carisma concepcionista: Europa, América, Asia y África. El "vamos a Burgos" pronunciado por nuestra santa Fundadora, fue traducido por el "vamos a Brasil, a Venezuela, a Japón, a Guinea... y tantos otros lugares". Escuchando los temores, las encrucijadas de gracia y las perspectivas de futuro de cada organismo, la nota clave de los comentarios de las hermanas capitulares fue una profunda acción de gracias por la dedicación, el celo apostólico y el esfuerzo comunitario de las religiosas y laicos para dar rostro al ideal concepcionista.
En estos dos días el icono que nos acompañó fue el de las bodas de Caná. Allí, Jesús, alentado por la intercesión de María, convirtió el agua en vino. Seguimos escuchando la llamada a que, en cada lugar de la presencia concepcionista, dirijamos nuestra mirada a María Inmaculada, así como lo hacía Santa Carmen Sallés …experimentando la fuerza y el coraje para superar los desafíos y seguir “adelante, siempre adelante”. Como en Caná, cuando sintamos que el vino nos falta, no dudemos que María nos recordará con voz dulce e imperiosa: "Haced lo que Él os diga".