Con la meta clara “La Congregación es obra de María”, comenzamos la IV etapa del camino. En el recorrido hemos visto las más humildes y recónditas “encrucijadas” presididas por las cruces de piedra tallada que conectan la tierra con el cielo levantando los brazos hacia Dios.
XVI Capítulo General, Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, Santiago de Compostela (Galicia-España), julio de 2018
Con la meta clara “La Congregación es obra de María”, comenzamos la IV etapa del camino.
En el recorrido hemos visto las más humildes y recónditas “encrucijadas” presididas por las cruces de piedra tallada que conectan la tierra con el cielo levantando los brazos hacia Dios. Cruces, aquí “cruceiros”, que han salpicado nuestro recorrido y nos han invitado a parar y discernir, reflexionar y dialogar, desbrozar … para seguir caminando. En esta etapa hemos escuchado la Palabra “Levántate y come, queda mucho por andar”.
En el camino una parada para el discernimiento sobre las sugerencias enviadas por algunas hermanas u organismos buscando el dar pasos de fidelidad congregacional en nuestro hoy.
Una parada para el diálogo sobre el documento “Economía al servicio del carisma y de la misión” de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, recibiendo luces para seguir avanzando según las orientaciones de la Iglesia.
Una parada para el agradecimiento por los 18 años de vida del Movimiento Laico Concepcionista. Hemos profundizado en su Proyecto de vida y Estatuto y hemos gozado de compartir carisma.
Una parada para la oración y encuentro con Dios, una lectura serena y orada de las cartas de nuestra Fundadora y desde ahí profundizar en la vivencia de nuestro itinerario espiritual para avivar el deseo de dejarnos configurar con Cristo; en un itinerario marcado por Carmen Sallés que nos conduce a la meta: ser Tierra de Bendición.
Una parada para la contemplación de la belleza de la ciudad que nos llevó a visitar el museo de la catedral y la iglesia de San Martín Pinario, un tiempo para admirar el arte de estos monumentos y dar gracias a Dios por las manifestaciones de religiosidad que han quedado en el camino y nos hablan de tantas personas que han buscado a Dios; la sed de Él les ha llevado a labrar y testimoniar su fe a través del arte.
Una parada para descansar en el corazón de la Madre y reconocer la Congregación como Obra de María, para ver toda nuestra vida y misión iluminada desde el misterio y los valores de la Inmaculada.
Al término de la cuarta etapa nos esperaba la gracia de poder participar en la Eucaristía del Peregrino, al caer la tarde del día 21 con la catedral a rebosar y gran número de jóvenes peregrinos, como si de nuestros alumnos se tratase. En este lugar de excepción, las hermanas capitulares, deseosas de participar en la celebración eucarística, y teniendo al apóstol Santiago por intercesor, nos disponíamos a pedir a Dios dejarnos en sus manos para ser instrumentos dóciles, a poner ante el altar los trabajos realizados, interceder por las necesidades de nuestras comunidades y obras apostólicas y agradecer a Dios su desbordante gracia para con nosotros. Concluida la celebración litúrgica se nos invitaba a elevar nuestra oración agradecida a Dios junto al incienso que desprendía el botafumeiro, enorme incensario que recorre la catedral de un lado a otro recogiendo los deseos de todos los fieles de acercarse a Dios a través de la alabanza y la gratitud.
Seguimos agradeciendo vuestro recuerdo y oración en este último tramo.