Agradecidos y contentos por el don de la Madre, por colmarla de gracia, nos unimos a las palabras del poema:
Mirad hoy, resplandeciente, a la Reina celestial.
Mirad cómo tiembla el mal
y se esconde la serpiente.
Vestida de sol ardiente,
la luna por pedestal,
y, cual corona nupcial,
doce estrellas en la frente.
Es la Sierva y la Señora,
la Virgen profetizada
del Sol naciente la Aurora.
Viene de gracia colmada,
pues su Hijo, en buena hora,
quiso hacerla Inmaculada.
FELIZ DÍA DE LA INMACULADA