La ceremonia de la Beatificacion del mártir japonés Justo Takayama en Osaka, Japón, reunió a varias hermanas de la Comunidad de Nayoga y del Consejo de la Provincia de Asia.
Justo Takayama Ukon, un samurái del siglo XVI que prefirió renunciar a sus bienes, vivir en la pobreza y morir en el exilio antes que renunciar a su fe católica.Takayama nació en 1552, tres años después que el misionero jesuita San Francisco Javier llevara el cristianismo a Japón. Su familia, que era noble, ayudaba en las actividades misioneras en Japón y eran protectores de cristianos y misioneros jesuitas. En 1587, cuando se había iniciado la persecución contra la Iglesia en su país, Takayama y su padre abandonaron sus tierras y honores para no luchar contra sus hermanos y mantener la fe.
Luego, cuando el shogun Tokugawa prohibió definitivamente el cristianismo en 1614, Takayama fue al exilio y lideró un grupo de 300 católicos japoneses que partieron a las Filipinas. El ahora beato murió el 4 de febrero, después de haber sido debilitado por la persecución en Japón.