En este mes de las misiones el Señor nos ha dado el regalo de venir a tierras mexicanas, y por eso le damos gracias…
En este octubre de 2019, mes de las misiones, el Señor nos ha dado el regalo de venir a tierras mexicanas, y por eso le damos gracias…
Con dolor por las despedidas, y con el corazón disponible a corresponder con generosidad a la voluntad de Dios, llegamos de Venezuela, MM María Colina e Yria Rodríguez, Rosbelys Medina y Crisnayer Villasana, el martes 8 de octubre, con la alegría de encontrarnos con MM Gloria Puente y Margarita Chico, quienes nos recibieron con mucho cariño. También con mucha ilusión recibimos nosotras a Berlit Díaz, que llegaba de Republica Dominicana una semana después, un día tan significativo para las hijas de Carmen Sallés, el martes 15 de octubre.
Recordando el inicio de nuestra congregación en Burgos, nos sentimos acompañadas y bendecidas por nuestra madre fundadora, que en este momento de nuestras vidas nos dice:
María, Ana Gracia, Yria, Rosbelys, Crisnayer, Berlit…
• Confía, la gracia de Dios no te faltará.
• Adelante, siempre adelante, Dios proveerá.
Hijas también de nuestro pueblo, nos despidió nuestra madre de Coromoto y de la Altagracia y nos acoge Ntra. Sra. de Guadalupe a quien ya de antes, tenemos cariño, porque hemos confiado nuestro noviciado a ella, Ntra. Sra de América. No importa la advocación, ella es nuestra madre, Inmaculada, la llena de gracia, la que nos acompaña camino a la plenitud a la que Dios nos invita.
El 19 de octubre en el rosario misionero, hicimos lectura del decreto de erección, día compartido y celebrado con nuestras hermanas de la comunidad de Jiutepec, a quienes agradecemos todo el apoyo que nos han brindado. Nos acogemos al regazo de María, la madre que nos dice aquí, como a Juan Diego:
Oye y ten entendido hijo mío el más pequeño. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estas bajo mi sombra?, ¿No soy yo tu salud?, ¿No estas por ventura en mi regazo?
Gracias Madre por tu compañía, por acogernos en tu patria mexicana, porque en tu presencia no hay nada que temer o que inquiete, porque nos invitas a la confianza, porque la fe sencilla del pueblo mexicano nos hace sentir en familia, tu familia. Madre, que contigo caminemos hacia Jesús, escuchando lo que ÉL quiere y poniéndolo por obra. Amén.