Celebrar los 50 años de presencia concepcionista en Roma es motivo de gozo y alegría por toda la vida que contagia el recordar la historia de todo lo que se ha vivido en la comunidad. Queremos tener una mirada agradecida hacia el pasado, un corazón lleno de vida en el presente y caminar con esperanza e ilusión hacia el futuro.
Lo más importante de esta celebración es saber que Dios en un momento histórico quiso que la presencia concepcionista fuera una realidad en Roma, y esta presencia perdura hoy.
Esta presencia no es simplemente fruto de una casualidad, ni siquiera incluso de una necesidad que hemos sentido, la presencia obedece a un proyecto de Dios, un proyecto en el que ha habido un día hace 50 años, un proyecto en el que ha habido muchas personas encontradas, unas que están entre nosotras y otras ya nos ha precedido a la Casa del Padre. Un proyecto cuyo protagonista es Dios, porque nuestro Dios, como nos recuerda el Papa Francisco es el Dios de la historia. Decir gracias es decir poco pero es decir todo, porque es lo más grande que puede decir el hombre. Hoy decimos gracias por todas las mediaciones que han hecho posible esta presencia de la Congregación en Roma. Hoy, con la confianza puesta en Dios, decimos Adelante, siempre adelante, Dios proveerá.