Queridas hermanas, Celebremos con gozo y el corazón lleno de luz, el día de la vida consagrada. Fijemos la mirada en ese Niño, que nos trae la paz, y que con generosidad incansable recorrió los caminos de Palestina llevando la Buena Nueva. Así nosotras, en medio de niños, jóvenes y familias, que esperan la salvación, busquemos ser misioneras, para que a nadie falte la luz que Jesús trajo a nuestra humanidad.
Feliz día de la vida consagrada.