Vivimos en un Año Santo en el que el Santo Padre invita a «anteponer la misericordia al juicio». Pero ¿qué es un Año Santo? ¿qué significa ganarse una indulgencia plenaria? Resumimos en diez preguntas los principales detalles de este año jubilar que acabará el próximo 20 de noviembre de 2016
Vivimos en un Año Santo en el que el Santo Padre invita a «anteponer la misericordia al juicio». Pero ¿qué es un Año Santo? ¿qué significa ganarse una indulgencia plenaria? Resumimos en diez preguntas los principales detalles de este año jubilar que acabará el próximo 20 de noviembre de 2016 según se explica en un artículo publicado en el Diario ABC
¿Qué es un Año Santo?
El Jubileo de la Misericordia, también llamado coloquialmente Año de la Misericordia, es un jubileo que se celebra durante el Año Santo Extraordinario que comenzó el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016, para celebrar el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, profundizar en su implantación y situar en un lugar central la Divina Misericordia, con el fortalecimiento de la confesión.
El Año Santo o Jubilar es tradicionalmente un año de perdón y reconciliación. Hasta ahora solo se han realizado 26 celebraciones jubilares ordinarias. La última fue el Jubileo del año 2000 convocado por san Juan Pablo II. Un jubileo extraordinario puede ser convocado en una ocasión especial o por un evento que tiene una importancia especial, como es el caso del Año Santo de la Misericordia.
¿Cuál fue el primer Año Santo de la historia?
El primer Año Jubilar de la historia, con el perdón general de todos los pecados, tuvo lugar en el 1300 por iniciativa del Papa Bonifacio VIII. La idea era celebrarlo cada 50 años, siguiendo la antigua costumbre judía, pero después se pasó a convocarlos cada 25 años para asegurar que tenga lugar una vez para cada generación.
¿Qué significa una indulgencia plenaria?
Lo esencial del jubileo es pedir perdón a Dios y perdonar a los demás. La indulgencia que se gana al cruzar la puerta santa limpia las huellas que dejan en el alma y en la conducta los pecados ya perdonados en la confesión. La devuelve al estado original.
¿Qué es una puerta santa?
Cada una de las cuatro basílicas de Roma tiene una puerta santa, que normalmente se sella desde el interior para que no se pueda abrir. Las puertas santas sólo se abren durante el año del Jubileo para que los peregrinos puedan entrar a través de ellas y ganar la indulgencia plenaria vinculada al Jubileo.
El rito de la apertura de la Puerta Santa pretende ilustrar simbólicamente que a los fieles de la Iglesia se les ofrece un «camino extraordinario» hacia la salvación durante el tiempo del Jubileo.
¿Cuáles son las condiciones para conseguir la indulgencia plenaria?
Los requisitos son: peregrinación a la puerta santa, sacramentos de la confesión y Eucaristía, rezo del Credo y una oración por el Papa.
¿Es necesario peregrinar a Roma?
No. Cada obispo abrirá la puerta santa de la catedral de su diócesis, en el primer jubileo que permite ganar las indulgencias en miles de lugares del mundo entero.
¿Interesa solo a los católicos?
No. El Jubileo de la Misericordia crea una mayor sintonía espiritual con judíos y musulmanes, que también consideran la misericordia como el primer atributo del Dios único.
¿Qué pasa con los enfermos y los presos?
Las personas enfermas o impedidas podrán ganar la indulgencia en sus casas, y los presos –que Francisco visita con frecuencia– cruzando la puerta de su celda.
¿Qué pasa con los pecados muy graves como el aborto?
Durante el Año Jubilar, todos los sacerdotes podrán perdonar el pecado de aborto, reservado habitualmente al obispo por su especial gravedad. Cometen ese pecado no solo la mujer embarazada, sino también todas las personas –médicos, asistentes, gestores de clínicas especializadas, etc.– que llevan a cabo materialmente ese procedimiento o lo provocan.
¿Y los pecados cuyo perdón están reservados al Papa?
El pasado Miércoles de Ceniza, Francisco otorgó a 800 sacerdotes «Misioneros de la Misericordia», ya seleccionados, poder perdonar pecados reservados al Papa como la profanación de formas eucarísticas, la absolución a cómplices en pecados sexuales, la ordenación de obispos sin permiso, la ordenación sacerdotal inválida de mujeres o la rotura del secreto de confesión.